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LUNA LLENA en GÉMINIS: De la mano de Hermes

Tenemos ya alumbrándonos estas noches otoñales-primaverales (dependiendo dónde estemos) una Luna bastante especial, que llegará a llena este Viernes 23/11 a las 5:39 UT, con el Sol recién entrado a Sagitario. Digo especial porque en el cielo de estos días, activados por esta Luna, están sucediendo varios eventos astrológicos destacables que, a mi entender, tienen una interesante correspondencia arquetípico-mitológica. Es en momentos así cuando me parece muy evidente que muchas de las historias reflejadas en los antiguos mitos y leyendas nos hablan de pautas energéticas y psico-cósmicas que se suceden cíclicamente en este escenario planetario. “Los dioses del mito nunca ocurrieron, pero siempre son”, decía James Hillman parafraseando a Salustio. El arte astrológico nos enseña a conocer estos patrones y fluir con ellos aprovechando sus portales energético-temporales, facilitándonos la sintonía con el orden natural, armonizando y dando alado aliento al viaje de nuestra alma por los océanos del Ser.


El protagonista del mito activo estos días en el cielo es el dispositor de esta Luna llena en Géminis: Mercurio-Hermes, nuestro psicopompo-guía de almas, trickster-embaucador y mensajero de los dioses, que empezó el día 17/11 su periodo de 22 días de retrogradación, de aparente marcha atrás en el cielo. Se puede considerar que Mercurio forma parte ahora de un stellium con el Sol y Júpiter (Apolo y Zeus, de quienes luego hablaremos) en Sagitario opuestos a la Luna, el eje formando una T cuadrada mutable—un aspecto muy dinámico y mentalmente desafiante—, con la conjunción aplicativa de Marte y Neptuno en Piscis (será exacta para la próxima Luna nueva). Que el Nodo Norte haya entrado estos días de en Cancer, signo regido exotéricamente por la Luna y esotéricamente por Neptuno, añade énfasis al asunto.




Como en toda Luna llena, es interesante ir a ver qué fue lo que sembramos unos 6 meses antes, en la Luna nueva del mismo signo, en este caso la Luna nueva en Géminis del 13 de Junio, y contrastar la cosecha que estamos obteniendo ahora en ese área de nuestra carta donde reside el signo de los gemelos. En todo caso actualmente hay ciertas circunstancias que matizan el apogeo lunar, como decíamos, bastante neptunizado: pueden ser estos unos días en los que el “cajón del caos” que todxs tenemos (ese reducto de nuestros desordenes, desajustes internos, circunstancias difusas pero por no apremiantes no resueltas) se ponga a gotear. Tendremos que atenderlo, abrirlo aunque sea incómodo, pero de momento no podremos hacer más que ponerlo en orden de forma provisional.


Querríamos tener una dirección clara, un método, encontrarle un sentido al asunto que sea flecha en llamas cruzando la noche para señalar el lugar de llegada; lo más favorable ahora parece en cambio expresar y verbalizar nuestro posible desasosiego, y contemplar, sobre todo contemplar, lo que aflora. Y eso ya es mucho, es medicina. Poco recomendable en estos momentos sería actuar, querer encontrar soluciones, culminar, salir a la lluvia para deambular sorteando charcos; mejor es sentarse, bien arropados con la confianza que nos da Júpiter en Sagitario, a mirar como el paisaje y el tiempo, poco a poco, se aquietan, se aclaran, se purifican. En todo caso, en esa espera, nos puede ayudar a equilibrar la T nuestra parte Virgo el ser ordenados en nuestros hábitos y cumplir con eficacia nuestras tareas o servicios cotidianos.



Uno de los himnos homéricos dedicados a Hermes (conocido también como el mito del origen de la lira o mito del robo de las vacas de Apolo) cuenta que, recién nacido, el pequeño y precocísimo dios escapó de su cuna por la noche. Lo primero que hizo fue encontrar una tortuga, a la cual, ejem, "vació con grisáceo cincel", para inventar la lira. Fabricó el instrumento con su caparazón, al que agregó una piel y un mástil donde tensar unas cuerdas de tripa que sonaban maravillosamente acompañadas por su voz. Narra Homero que “Esas cosas cantaba, mas en su mente tramaba otras”. Y esas otras pasaban por robarle seguidamente a Apolo unas cuantas cabezas de su querido ganado como parte del plan. Se nos dice que Hermes anhelaba una mejor posición para él y para su madre Maya, un lugar más digno de su alcurnia divina que la gruta mohosa donde ambos habitaban.


Furtivo en la noche, tras dejar la lira en su cuna, Hermes llegó al monte donde las reses de su hermano pastaban, las ató con ramas largas en la cola y se las llevó caminando hacia atrás, para que no pudieran localizarlo por sus huellas. (Esta marcha hacia atrás se ha relacionado con la retrogradación de 22 días de Mercurio ). Un anciano le vio, al que luego interrogaría Apolo. El pequeño Hermes llevó en largo periplo las vacas a un escondite, sacrificó a dos de ellas, y las ofrendó a los dioses (el himno cuenta poéticamente cómo se abstuvo de comer aún tentado por el aroma, lo que indica que toda las escena del robo formaba parte de un acto ritual bien premeditado). Después volvió a su cuna y se envolvió con sus pañales.



Apolo-Sol descubrió el robo, y al decirle el anciano que había visto a un niño rondando, intuyó a su autor. Al llegar Apolo a la cueva donde Hermes vivía con su madre, ella defendía la inocencia de su hijo, lo mismo que éste desde su cuna. ¿Cómo iba a ser un recién nacido capaz de algo así? Apolo insistía, y a sugerencia del astuto niño, llevó a Hermes-Mercurio ante el padre de ambos, Zeus-Júpiter, para que el Cronión (hijo de Cronos) hiciera justicia (este encuentro tendrá lugar cuando los 3 astros hagan conjunción el 27/11 en su domicilio de Sagitario). Aunque era evidente su autoría, Hermes lo seguía negando todo, jurando y perjurando por todo lo sagrado. Zeus, regocijado y admirado del arte del pequeño embaucador, le instó a que devolviera a Apolo su ganado y promovió fraternidad en ellos, pensando además que Hermes (como éste había supuesto), con esas habilidades, podría servirle muy bien de heraldo. Hermes guió a su hermano al escondite, y allí para apaciguarlo, le enseño la lira, que maravilló a Apolo, dios de la música. Hermes se la regaló, y a petición de de éste, tras jurarle que no le volvería a robar, el agradecido Apolo le declaró amor fraterno y le hizo pastor de sus rebaños. No le enseño el arte de la adivinación como Hermes quería, pero le hizo un regalo, el caduceo: “Mas luego te daré una hermosísima varita de abundancia y riqueza, de oro, de tres hojas, que te conservará sano y salvo, llevando a cumplimiento todos los decretos de palabras y de buenas obras cuantos aseguro haber aprendido de la profética voz de Zeus”. Hermes fue nombrado mensajero de Zeus y guardián de los rebaños de Apolo en una sola jugada.


La retrogradación de Mercurio se asocia tradicionalmente a retrasos, confusiones o mal funcionamiento de las comunicaciones. Dice Erin Sullivan que la mala fama de Mercurio retro reside en nuestra dificultad en aceptarla como una forma de enseñanza. Y es así porque nos cuesta ver es éste un periodo de transición, de revisión de la función mercurial; una época de ajuste entre consciente y subconsciente (Hermes, como heraldo de Zeus, es el único que baja y sube del Hades libremente), en el que a afloran a la superficie temas no resueltos en los 3 meses anteriores y en el que mediante esos sucesos sincrónicos (a veces a nuestro pesar) se va a poner muy de manifiesto que nuestra mente no está localizada en el cerebro y que no somos aparte de una realidad externa, sino que formamos parte de ella, interior y exterior interpenetrados. Es interesante ver que Mercurio*, en su retrogradación, tiene dos fases bien diferenciadas: la occidental al Sol, o epimetéica, en la que circula detrás de la luminaria como estrella vespertina (en ésta se encuentra ahora, al comenzar la retrogradación) y la oriental o prometéica en la que, tras hacer conjunción con el Sol en su marcha retrógrada, sigue otros 11 días más ahora por delante al amanecer, hasta ponerse estacionario para comenzar de nuevo la marcha directa.



*Este artículo del excelente blog de Mercurio Estacionario explica muy bien el movimiento de Mercurio en relación al Sol.


Ciclo de Mercurio, de Los planetas Retrógrados, Erin Sullivan



Durante los primeros 11 días de la retrogradación, se suele poner de manifiesto el desfase entre nuestro consciente y nuestro subconsciente en el área en la que Mercurio transite de nuestra carta natal. La “realidad” nos va a traer señales de un caos interno a considerar, de tendencias no armónicas con nuestro propósito genuino, solar, que podemos tomar como faenas, travesuras o complicaciones de Mercurio retrógrado, pero que en realidad son símbolos a atender, que nos traen una información preciosa para afinar nuestro consciente-subconsciente, para ordenar nuestros armarios internos y deshacernos de “alimentos caducados”, “ropa vieja”, estrategias y sentidos vetustos en este caso, estando en Sagitario.


A partir de la conjunción con el Sol (27/11), en la fase prometéica restan otros 11 días; ya se ha producido una fertilización y prosigue una gestación de nuevos recursos, una exploración de alternativas desconocidas, un brainstorming de estrategias y sentidos nuevos para armonizar nuestra mente con nuestra propósito existencial identitario (Sol). Puede que aquí haya una tensión porque la fase prometéica es impulsiva, pero hasta la fase directa todavía no será tiempo de pasar a la acción y aplicar lo nuevo (en todo caso, si no queda otra, con claúsulas de revisión), sino de repasar los objetivos y ajustar cabos sueltos, con paciencia y confianza hasta que todo madure y avance en la fase prometeica directa (8/12) hasta dar sus frutos de en la nueva conjunción, ya en el signo de Acuario(29/1/2019).


Sintonizarnos con nuestros ritmos naturales de reflexión, ajuste y reconsideración de ideas, proyectos, relaciones y estilo de vida es el regalo que nos ofrece la retrogradación de Mercurio si lo sabemos aprovechar, si podemos sostener con paciencia y esperanza el periodo de cierta inestabilidad y aparente confusión. Una vez en marcha su plan, Hermes se pone a esperar tranquilamente hasta que las circunstancias están maduras. Sabe que al final conseguirá lo que quiere, o al menos obtendrá lo que está destinado para él. Nuestra mente y nuestro propósito identitario estarán -cuando todo llegue término y el "plan de Hermes" de sus frutos-mejor hermanados, sintonizados, sincronizados... impulsados y bendecidos por el sentido y la confianza jupiterianos.


Durante una Luna llena en Géminis, más allá de expresar -que nos hará mucho bien- lo que sentimos de la manera que sea (comunicándolo o plasmándolo de diferentes formas para hacerlo visible), la tentación ahora puede ser querer racionalizar, explicar a toda costa o dar sentido a lo que aún solo es marea emocional, y también dispersarse en varios cursos de acción o de pensamiento para evitar la frustración con el fin de asegurar alguna posibilidad de éxito o avance. Precisamente ahora parece que el curso a seguir es el referido: imitar al pequeño Hermes, que se neptuniza metiéndose en su cuna con la lira, dejándonos mecer por la música. En unos días cuando se junten Sol, Júpiter y Mercurio, habrá más claridad. La luz irá creciendo hasta el fin de la retrogradación el 7 de Diciembre, cuando poco a poco podremos pasar a la acción, nuestro Mercurio armonizado con nuestro propósito solar, convertido en pastor del ganado de Apolo, dotado de la vara cumplidora de los “decretos de palabras y buenas obras anunciados por los proféticos designios de Zeus-Júpiter”.


Y es que además, en este momento, con la cuadratura de Marte-Neptuno en Piscis, no parece un buen momento para definir y menos para tomar acciones concretas, más bien sería un tiempo adecuado para la contemplación, la meditación y el ritmo sosegado, para asomarse a la inmensidad de las aguas y esperar a que estas se apacigüen y se calmen para así poder ver bajo su superficie. La imagen del grado sabiano para el 1º de Géminis de la Luna Llena expresa esto de manera muy gráfica: UN BARCO CON FONDO DE CRISTAL REVELA MARAVILLAS SUBMARINAS. Según Rudhyar, esta escena nos habla de contenidos subconscientes y estructuras psíquicas colectivas que se pueden observar si la mente consciente es capaz de volverse en parte, translúcida, trasparente como el cristal.


En las casas de nuestra carta natal conde donde caigan los primeros grados el eje Géminis-Sagitario notaríamos con más fuerza el efecto de esta Luna llena, aunque en realidad podemos incluir a Piscis y Virgo, porque toda la cruz mutable se va a ver afectada. Si tenemos planetas o ángulos cerca en estos primeros grados de la cruz mutable vamos a sentir este efecto de reajuste con el subconsciente que Mercurio retrógrado nos brinda.


Con esta Luna Llena en Géminis y Mercurio retro en Sagitario podemos hacer muchos intentos de empezar algo, sentirnos como en un atasco, sintiendo como la esperanza que nos brinda Júpiter en su domicilio está presente en lo profundo, pero no acaba de definirse en los hechos. Es tiempo más bien de relajarse y permitir que áreas sumergidas y potencialidades no desarrolladas afloren desde el inconsciente, pues el caos en el que nos podemos sentir inmers@s en realidad nos llama a hacer a un ajuste en nuestra dirección, en el sentido que le damos a nuestro camino. Es tiempo de contemplación.


¡Feliz Luna llena!



* Si deseas una Lectura de tu carta natal o una sesión de Terapia regresiva vía Skype, me puedes escribir a escribir a: astroregresiva@gmail.com.


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