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LUNA LLENA en ARIES: avanzar, aún sintiéndonos sol@s

Nadie podría dudar de que vivimos en una época convulsa, embarcados en una civilización que muestra claros signos de inconsciencia, de locura, de distorsión, de tendencias suicidas… de enfermedad colectiva si se quiere. Si el futuro ya de por sí es incierto, el de nuestra marcha como humanidad, en estas condiciones, aún lo parece más. Dadas las circunstancias, parece que el tren se puede ir por el precipicio en cualquier momento. No obstante, es sabido cada vez por más personas que, desde algunas ramas del saber como la astrología, se puede predecir ciertas tendencias temporales, basándonos en el estudio de los ciclos asociados a los arquetipos planetarios en la matriz zodiacal. Y se puede ver en el cielo que estos años son tremendos. Añadiendo aquí la visión de los estudios sobre la evolución de la conciencia, los cuales aplican disciplinas complementarias como la mitología comparada, la psicología transpersonal, la filosofía perenne, el pensamiento científico de vanguardia, etc, matizamos aún más esas conclusiones. Todo nos habla de que estamos al final de un ciclo, en un tiempo frontera: el punto de fase, el punto crucial, el gran cambio, el Turning point… un periodo decisivo caracterizado por los estertores de un paradigma ya obsoleto que sin duda era necesario atravesar en nuestro viaje evolutivo como humanidad. A mi me gusta la imagen de un fruto cuya putrefacción nutre el brote de un nuevo árbol.




Más de tres milenios hace que en Occidente estamos en la era del Ego mental, la era del patriarcado, una etapa del desarrollo de la conciencia caracterizada en pocas palabras por una escisión fundamental: la separación gradual de ser humano y Naturaleza, cuerpo/mente, materia/espíritu… y toda su correlación a muchos niveles. La disociación del proceso civilizatorio egóico y sus ciegos anhelos de inmortalidad facultaron una herida colectiva de la que todos portamos una parte. Esa herida, de modo muy resumido, es una distorsión que esta infiltrada en el superego de la psique colectiva y en todos los niveles de la experiencia social en forma de creencias, actitudes, normas, moral, visión del mundo y de la existencia…y las consecuencias son más que visibles a nivel cotidiano. Es todo lo “artificioso” de nuestra vida que se antepone a lo “natural” y nos causa sufrimiento al desconectarnos del cuerpo, del instinto, de la tierra, del fluir de la Vida y del Anima Mundi. A esa parte que cada uno portamos de la herida colectiva lo llamamos en astrología Quirón, y es también una llave, una vía para reconectarnos con la Vida y con el Alma y contribuir así a la sanación global.


La otra consecuencia, tan visible, de este periodo egoíco mental y de la escisión de la Naturaleza es la denigración y el exilio de una parte de nuestro lado femenino, y es penosamente manifiesta en la dominación patriarcal y la denigración a la mujer a lo largo de los últimos milenios. Esa parte femenina nuestra relegada a la sombra, seamos mujeres u hombres, en astrología es Lilith, y todos llevamos su luna negra, su cruz, su indignación, más o menos en sombra. Todos hemos sido tanto hombres como mujeres a lo largo de las vidas, todos somos hijos de mujer, y tenemos esa porción de maltrato, abuso y exilio en nuestra memoria.


Ahora, si queremos sanar como colectivo. es imprescindible que cada uno de nosotr@s nos hagamos cargo de nuestras heridas, que traigamos a la luz de la conciencia y a la inclusión todo lo quedó en sombra, reprimido, herido, generándonos una distorsión a muchos niveles que es visible en prácticamente cualquier aspecto de la experiencia humana. Cómo células de un organismo planetario, todos tenemos esa parte de responsabilidad en lo que está pasando, y más acá del activismo externo, un factor imprescindible para el cambio es ocuparnos de nuestra parte de cambio como almas en evolución, dando lo mejor en ese intento. Recorriendo ese camino se hace evidente que es en la relación con otras células humanas, preciados espejos, donde más se testa el grado de salud de nuestra alma.


Llegamos a esta lunación después de unos meses muy cargados, con mucho recorrido hecho y quizás cansancio acumulado, deseando quizás algo dentro nuestro la renovación del equinoccio recién avenido, el suave y húmedo reposo de las hojas caídas en el hemisferio Norte o los brotes nuevos que amanecen tras el letargo en el hemisferio Sur. Esta Luna llena en Aries toca precisamente de lleno estos temas referidos en los párrafos anteriores, con Quirón y LIlith muy presentes tanto desde el eje del Yo-relación con el otro(Aries-Libra), como desde el del individuo-colectivo (Leo-Acuario). Quirón está conjunto a la Luna en oposición al Sol-Mercurio en Libra, y se puede poner de manifiesto cómo nuestra parte de la herida colectiva aflora en nuestras relaciones, en la manera en que nos sentimos reconocidos y nutridos y en la manera de comunicarnos, sobre todo si tenemos planetas en los primeros grados de los signos cardinales. Se pueden hacer presentes carencias afectivas interiores que repercuten en las maneras en las que reaccionamos, agudamente sensibilizados por traumas que vienen de antiguo. Si no para volver a la armonía y el equilibrio (al menos de momento, pues puede que antes haga falta una revisión en profundidad), para crecer con las situaciones conflictivas que se nos puedan presentar va a ser perentorio que nos abramos, seamos muy sincerxs con nosotrxs mismxs y comuniquemos nuestro dolor de una manera que tenga en cuenta la capacidad de recepción del otro. Puede ser complicado no distorsionar lo sucedido. No es tarea fácil manejar emociones que parecen venir de un pozo profundo largo tiempo olvidado ¿Es ira? ¿Es dolor? ¿Es desesperación? ¿Sentimiento de soledad? Puede parecer que tenemos arena en la boca, pero si perseveramos esta se irá posando y podremos articular. Es algo delicado, porque hay facilidad para que todo salte por los aires, que el volcán erupcione y que parezca que todo lo logrado se evapore en cuestión de horas. Quizá se puede contener pagando un precio, quizá es tiempo ya de avanzar y dar paso a otra fase, porque el tema puede venir de largo, y por fin nos damos cuenta. Bienvenido el dolor que nos despierta. Y es que Venus, regente de Libra, y encargada de las relaciones está hace poco en Escopio, en contacto con nuestras profundidades emocionales, además de opuesta al rompedor Urano. Si no lo hacemos nosotrxs, algo nos puede abrir o movilizar desde fuera de manera inesperada. Venus y Urano están en T cuadrada con Marte, el dispositor de nuestra Luna en Aries, conjunto a Lilith y al nodo Sur: además, la reivindicación de la dignidad de nuestro femenino en sombra se puede poner muy de manifiesto. Podemos sentir una llamada colectiva a ya no tolerar más abusos. Que se acabó. Que es tiempo. El eje de la luna llena hace una T cuadrada a Saturno en Capricornio, lo que nos habla quizás de la responsabilidad que tenemos en ese cambio colectivo aplicándolo a nuestras relaciones, y también de que este lograr equilibrio lleva un trabajo, cuesta. Para algun@s, contrarrestar la inercia puede sentirse como subir la piedra por la montaña. Hacerse responsable implica dejar de proyectarse y echar las culpas al otro, hacernos cargo de nuestro malestar, cumplir nuestro compromiso con la vida, pero también dejar de contribuir al mantenimiento de situaciones desequilibradas que no favorecen a ninguna de las partes. ¿Por qué estamos aquí realmente? ¿Qué buscamos en una relación, ya sea de pareja o de otro tipo? ¿Lo estamos obteniendo? ¿Seguimos de corazón o por inercia?





Puede ser hora de avanzar y soltar, dejando cosas atrás, en todo caso, es buen momento para replantearse la autenticidad de nuestras relaciones, y podemos sentir con claridad que en última instancia estamos solos. Sí, parece que vinimos solas y nos marchamos solas. Pero al mismo tiempo hay algo que nos infunde ánimos y recibimos señales de que nunca es así. Nunca, nunca estamos solxs. Y es que la soledad humana es otra ilusión más de nuestro preciado vehículo egóico con la que lidiar. Me gusta como lo expresa el Kybalión: “Dentro del padre-madre mente los niños mortales están en el hogar. No hay ni uno sin padre ni madre en el universo”.


Estamos en casa. Siempre. Y seguimos adelante, caminando, sabiendo que, de seguro como hoy se pone, mañana volverá a salir el Sol.


¡Feliz luna llena!


Luis Alvarez Ω Astroregresiva

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Quirón y el Grial

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