Reflexiones al hilo de un novilunio-eclipse en Géminis
Esta última semana ha estado, bajo mi impresión, muy prolífica en simbología geminiana: dualismo y polaridad luz-oscuridad, conexiones interdisciplinares, acompañamiento de la infancia, aprendizaje, juego, temáticas fraternas, im/posibilitación de puentes comunicativos… Quizá la intensidad de esta energía, aparte de por el eclipse, tiene que ver con que en el ingreso solar en Aries de este año, la Luna, Marte, el Nodo norte y el Ascendente están también en Geminis, en grados cercanos a esta lunación que por tanto resulta activadora.
Es evidente que la energía de Geminis viene estando muy visible en estos tiempos, sobre todo en la polarización social e informativa. Ha habido una auténtica saturación de relatos, y también un claro direccionamiento de informaciones a menudo contradictorias machacando y censurando hacia un único sentido, el de la versión oficial; una reformulación de la narrativa pisciana de miedo, culpa y redención condicionada al pinchazo, que se ha bombardeado sin cesar sobre un pueblo previamente infantilizado, en una mecánica de ingeniería social y programación mental ya muchas veces recurrente en la historia conocida, pero nunca antes con tanto alcance debido a los medios tecnológicos disponibles.
Esta narrativa hipnótica está imbrincada con muchos otros relatos fraudulentos (materialista, darwiniano, farmaco-médico, financiero, climático…) formando todos ellos una auténtica matrix mental en la que somos insertados desde edad temprana. Reconocerla y abandonarla forma parte del mismo camino de conciencia que en este tiempo liminal está haciendo aflorar la sombra más densa del ego colectivo. Sucede a través tanto de los procesos alquímicos individuales, como de la revelación de los manejos de esa élite oscura perpetradora cada vez menos oculta.
Estamos siendo testigos de que este sentido de individualidad, polarización yang (una etapa más según el esquema de despliegue de la consciencia del que nos hablan entre otras fuentes la psicología jungiana o el ciclo zodiacal) busca perpetuarse, hacerse inmortal, un Ego deus. Obviamente es una pretensión condenada al fracaso, una quimera, pues el destino de la individualidad egóica es precisamente morir para renacer, re-integrado ahora a un nivel consciente con la polaridad yin, su fundamento encantado, la Naturaleza de la que se diferenció.
En ese proceso a mi entender estamos inmersos colectivamente como humanidad e individualmente como almas en aprendizaje, y creo que es necesaria una mirada en perspectiva para ayudarnos a sostener la turbulencia global que aún con probabilidad nos espera estos años
Al hilo de esto ¿nos traerá este novilunio en Géminis conjunto a Mercurio retro y cuadrado a Neptuno la ruptura de hechizos mentales, el estallido de burbujas o la caída de figuras idealizadas? Quizás se evidencie lo mismo de otra manera: posibles engaños e idealizaciones de los que habría que guardarse estos días. Sin duda, en el marco del pinchazo magnético multitudinario, a muchos se nos han caído también estas semanas las fantasías de redención. Ha sido crudo constatar la imposibilidad comunicativa con nuestros coetáneos covi-creyentes, y amarga, pero saludable la obligada aceptación de los ritmos de aprendizaje álmico de cada quien.
No cabe duda que este tiempo va de despertar, y si despertar a otros se evidencia imposible, ya sabemos lo que nos queda. Qué gran oportunidad la de esta época para pulir nuestros espejos, seguir refinando nuestra piedra, clarificando nuestra voz interior, aprender a tejer puentes colectivos. Que la podamos aprovechar. A nuestro ritmo. Que podamos estos días encontrar momentos de quietud mental, estar receptivos a la convocatoria energética y así propiciar una fértil siembra lunar desde nuestro centro.
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