LA GRAN ENCRUCIJADA: Júpiter y Saturno en Acuario
Tras un año increíblemente intenso, estamos ya en la esperada conjunción de Júpiter-Saturno en Acuario, un momento que, como quizás sabéis ya, es trascendental por varias razones, y que además viene rodeado de señales interesantes. Una ha sido el potente eclipse de Sol justo 7 días antes, durante la Luna nueva en Sagitario. Los eclipses, como involucran a los nodos lunares, convierten a las lunaciones en momentos de mayor relevancia colectiva, y Júpiter, como regente de Sagitario y dispositor de la lunación, se encontraba en ese momento a 29º de Capricornio, de alguna manera poniendo el broche final a este año tan saturado de esta energía asociada a la autoridad, las instituciones, los límites, las restricciones.... como señalando la entrada a un escenario nuevo, a otra pantalla del juego. Otra señal interesante es que la conjunción de Júpiter-Saturno se da a 0º de Acuario, en conjunción a una estrella fija de naturaleza marciano-jupiteriana: Altair, alfa de la constelación del águila, ave ligada precisamente a Júpiter-Zeus, reforzando un simbolismo que ahora comentaremos.
Por otro lado, que la conjunción suceda un 21 de Diciembre, día del solsticio de invierno, también es muy significativo, pues es una fecha asociada al nacimiento de importantes figuras religiosas asociadas al sol naciente (Dionisos, Mithra, Horus…) que la iglesia católica adaptó para coincidir con el supuesto nacimiento de Cristo. Astrólogos como Kepler relacionaron esta conjunción a la estrella de Belén. Así que, bueno, este parece un buen momento para el nacimiento de un avatar o una conciencia crística, ojalá que para una colectiva. En la Luna nueva del 11 de Febrero tenemos una gran concentración de planetas o stellium en Acuario, sin duda un momento interesante para que algo se funde o nazca en este planeta.
Júpiter-Saturno
Los ciclos de Júpiter Saturno eran los más importantes de la antigüedad, ya que señalaban la caída y el auge de reinados e imperios. Se refleja en el mito: Saturno devora a sus hijos porque hay una profecía que dice que uno de sus hijos le derrocará (recuerda a la historia de Herodes). Sin embargo, Rea, su esposa, en vez entregarle a su hijo Zeus, le entrega una piedra envuelta en tela que Saturno se traga. Zeus se salva y más adelante vence a Saturno y lo expulsa del Olimpo. Así que tenemos una alternancia en la autoridad, unas estructuras que han llegado al paroxismo de su rigidez, una figura que devora a sus hijos y que ha de ser depuesta, como un exoesqueleto o una piel que necesita ser renovada para dar lugar a una expansión o una liberación. Pertinente ¿no?
Ahora unos datos: Júpiter y Saturno hacen conjunción cada 20 años (1) y las conjunciones se suceden en periodos de aproximadamente 200-240 años en el mismo elemento. Los 200 últimos años las conjunciones de Saturno y Júpiter han sido en signos de tierra, salvo la de 1981 en Libra, que ya anticipaba el nuevo ciclo de aire que inaugura ahora sí la actual conjunción en Acuario. Esto no sucedía desde hace 800 años, cuando comenzó el último ciclo de aire, también marcado por una conjunción en Acuario en 1226, hay que decir que, como la actual (más abajo) muy aspectada, ya que se dio conjunta a Quirón y prácticamente también a Venus, además hizo vértice de una T cuadrada que involucraba a Marte en Escorpio y a Luna-Neptuno en Tauro.
¿Qué sucedía en ese momento en el mundo?
Las cosas estaban también revueltas: mientras en América se sentaban las bases tanto del imperio inca como del azteca, y en Asia el imperio mongol se convertía en el más grande jamás conocido, en Europa había también vientos de cambio. Era el auge de las cruzadas, y el fin del ciclo de tierra señalaría muy simbólicamente el declive de la obsesión por “Tierra santa”, ya que aunque siguieron cruzadas menores, la pérdida de Jerusalén sería definitiva en 1187, precisamente durante una conjunción de Júpiter-Saturno en Libra antesala del nuevo ciclo, como la que decíamos que tuvo lugar en 1981.
Al mismo tiempo, alquimistas, templarios y cátaros, que habían florecido en el siglo XII, sufrirían las inquinas del papado y de la recién creada inquisición. (Saturno regía a Acuario sin duda en esa epoca pre-uraniana). Por otro lado comenzaba una época de gran interconexión y difusión cultural: pensemos en Marco Polo y sus viajes, o en la escolástica, que fue infiltrando las ideas racionalistas de Aristóteles en el pensamiento cristiano; se empezaron a fundar grandes universidades, florecieron escuelas de traductores como la de Alfonso X, en Occidente se adoptaron los números arábigos… el anterior ciclo de Acuario sentaría las bases del posterior Renacimiento.
En esas décadas de inicio del ciclo de aire también afloraron obras importantísimas como el Cantar de los nibelungos, una recopilación de leyendas germánicas, o el ciclo de novelas que conformarían lo que conocemos como el mito del Grial, en la que confluyen también leyendas célticas y simbología cristiana.
La gran iniciación, o 2020 como una gran fase VIII
Es destacable así mismo que esta Gran mutación viene precedida de la gran conjunción en Capricornio cuyos efectos hemos sentido este año de forma notoria. Este es sin duda un momento de crisis en la historia humana, un verdadero descenso a los infiernos o noche oscura. Es la fase del vientre de la ballena en el ciclo del viaje del héroe, que simbólicamente se nos mostraba en el índice cíclico planetario.
Está claro que algo anda desde hace tiempo desequilibrado en nuestro mundo, y puede que tenga que ver con que el estado de conciencia de la humanidad actual sigue siendo canceriano-leonino, es decir, muy ligado a las estructuras excluyentes de pertenencia o a la individualidad egóica. Es un estado que parece agotado, herido y esteril como el rey pescador y su tierra baldía, y que de no pasar a siguientes fases, con evidencia parece conducirnos de cabeza al desastre. El ciclo zodiacal nos enseña que para encontrar un sentido en Sagitario, la conciencia leonina ha de tomar conciencia de un orden sistémico (Virgo), de un otro complementario (Libra), y finalmente de una parte de su energía excluida antes para formar su identidad. Es la fase de Escorpio, el encuentro con la sombra o lo negado, que implica una muerte de la identificación limitada para renacer en una identidad expandida e íntegra. El fénix, el dragón, y también el paso de serpiente a águila simbolizan este proceso de iniciación o muerte-renacimiento.
El control asociado a Escorpio o a lo plutoniano tiene que ver con ese miedo que la estructura egóica leonina tiene a la destrucción de sí misma. Pero es precisamente en ese paso de de casa VIII donde uno se enfrenta a sus miedos y abraza la muerte de su identificación limitada para hacer sitio a lo excluido en la fase de cáncer. Si uno no sucumbe al miedo, ahí se produce una alquimia con la sombra, una síntesis de opuestos que nos llevará a una nueva consciencia.
Sin duda este tiempo es un encuentro tanto con la negación individual como con la negación colectiva. Es muy simbólico que lo que estamos viviendo en el mundo haya sido planeado por un gobierno en la sombra, a modo de subconsciente colectivo que aflora y acogota a la colectividad en su limitada consciencia con sus planes de eugenesia y control. Esta élite, proyección de la sombra del Ego colectivo, precisamente ha usado el miedo a la muerte como herramienta de dominación.
Sabemos que la clave de la fase VIII es sostener la tensión. El cambio de Escorpio no sucede desde la planificación o el deseo, sino desde la entrega. Y hay que sostener la ebullición: en esta fase no se trata de resolver, sino de que se muestre todo lo que estaba oculto, dejar que el horno alquímico haga su labor. En eso hemos estado gran parte de este 2020.
Es interesante también contemplar que desde la conjunción en aire antesala a esta, la de 1981 en Libra, muchas voces futuristas venían hablando de un cambio de paradigma, de una Gran iniciación, de un Gran giro (Elguin, Tarnas, Capra, Wilber, Macy…), y probablemente estas conjunciones y los demás aspectos astrológicos destacables de estos años están marcando las etapas de esa iniciación, un proceso que correspondería a un giro en la espiral de desarrollo de la conciencia colectiva. Por poner un ejemplo, en su influyente obra El punto crucial (1982) Fritjof Capra hablaba sobre la necesidad de pasar de un paradigma positivista-mecanicista-materialista a uno integral-sistémico-holístico.
Acuario
Se hablado mucho del supuesto cambio de era de Piscis a Acuario, hay diferentes interpretaciones sobre esto, pero ilusiones new age aparte, es innegable que la energía acuariana viene insuflándose en nuestra sociedad desde hace ya décadas en cuanto a la aceleración tecnológica o la hiperconectividad. Por otra parte el anterior ciclo de tierra trajo un auge del materialismo en nuestra civilización, y es visible ya que temas aéreos como la información, las comunicaciones o las relaciones humanas vienen tomando estas décadas mucha preponderancia.
Más allá de que veamos ya signos acuarianos desde hace tiempo, centrándonos en este momento, es de esperar que a partir de este solsticio el clima general cambie. El énfasis pasa de una energía capricorniana muy teñida de las energías de Plutón, a una energía que es comunitaria, pero que también tiene mucho que ver con la libertad.
Si en Leo el viaje del héroe trataba del desarrollo de la conciencia individual, en Acuario el viaje del héroe es colectivo. En Acuario todos somos reyes y reinas, individuos soberanos que deciden por voluntad propia poner esfuerzos en común: como dice un maestro, si Leo es conciencia de estrella, Acuario lo es de constelación. Aquí la comunidad con los demás no se da por pertenencia o afectividad como en Cáncer, sino por afinidad: la familia de Acuario es una familia del alma. La paradoja de Acuario es que es una energía esencialmente grupal, pero también de absoluta independencia, libertad y diferencia. La palabra aquí es descentralización.
Como figuras míticas asociadas al signo, tenemos por un lado la figura de la deidad Urano, y por otro lado la de Prometeo. Ambas son muy creativas, pero el primero es un perfeccionista que mata a sus hijos, y el segundo un benefactor de la humanidad que roba el fuego de los dioses y brinda las herramientas para una nueva Edad. Creo que estos dos aspectos de lo uraniano están visibles hoy en día, tanto en los planes eugenésicos de las élites oscuras como en iniciativas tecnológicas prometéicas tipo blockchain, energía libre, etc que pueden liberar a la humanidad de la esclavitud en distintas áreas vitales. Que este ciclo se inicie con una cuadratura entre Saturno y Urano, el antiguo regente de Acuario y el nuevo, parece hablarnos simbólicamente de una pugna entre ambos representantes míticos de la energía. El Satuno acuariano parece ser más afín tanto a Cronos como a su padre Urano, aunque con distintas motivaciones, ambos tienen en común esta afición a deshacerse de sus hijos. El Urano astrológico, aún con características que lo correlacionan con el mítico, sin embargo parece tener más afinidad con la figura de Prometeo.
Si observamos la mentalidad de fondo en los voceros del globalismo y del nuevo orden mundial, más allá de las posibles influencias ocultistas en los núcleos duros, nos encontramos con un cientifismo estéril, con el mismo positivismo-mecanicismo-materialismo que ha regido en estos 200 años de tierra. Pero la consciencia acuariana ve la realidad no ya como fragmentos materiales separados, sino como una red de energía; es la visión de la realidad sistémica, es el nuevo paradigma antes mencionado, que si llega a adoptarse por la humanidad, transformará completamente nuestra manera de relacionarnos entre nosotros y con los demás seres vivos y el planeta. Por eso no creo que los planes de la élite oscura vayan a triunfar a medio-largo plazo. No los acompaña el clima energético, que más bien sopla a favor de la autosoberanía comunitaria y la descentralización en las estructuras sociales: economía, política, derecho, educación… Habrá un nuevo orden, pero no será el de las élites, que no es más que una reformulación aún más perversa y psicópata del viejo.
La revolución blockchain sin duda jugará un papel clave, y creo que también lo hará al fin la tecnología de energía libre, aunque es evidente que la inteligencia artificial y la realidad virtual tendrán así mismo mucho que decir. Tengo la impresión de que nos esperan aún sorpresas prometéicas, y que los hermanos mayores están ahí atentos al resultado de nuestra iniciación con las manos abiertas.
En mi opinión, aunque cambia bastante la energía, este 2021 seguirá aún el clima tenso y opresivo: Plutón sigue ahí cerca en orbe de conjunción a Júpiter Saturno y en cuadratura a Marte en este momento del Solsticio. Creo que Júpiter en Acuario va a expandir lo comunitario, las conexiones, la disidencia organizada, mientras Saturno va a seguir poniendo límites y control, va a frustrar, pero en aras de alcanzar otra expresión más afinada y organizada de lo acuariano. Además, dado que durante 2021 y 2022 vamos a estar bajo la tensión de esa cuadratura entre Saturno en Acuario y Urano en Tauro, es de esperar que sean años aún de mucha intensidad; estamos aún en un clima de guerra en muchos ámbitos. Urano en tauro nos hablaría de una resistencia pacífica y de desobediencia civil. Con mucha probabilidad de esa disidencia germine una revolución colectiva que eventualmente co-cree caminos alternativos a los planes del estado profundo y su pseudo-nuevo orden mundial. Va a ser el momento ahora sí de juntarse desde la libertad y la creatividad, y tomar acciones y decisiones que, visto lo que está en juego con temas como el de las vacunas transgénicas, pueden implicar la vida y la muerte e incluso algo peor. Estamos en una encrucijada tanto vital como metafísica.
Mucho tiempo se viene hablando de una masa crítica de seres humanos despiertos que llegaría a implicar por resonancia mórfica un despertar de conciencia colectivo. Parece la única manera de salir de este pozo, pero es que si desde esa conciancia acuariana consideramos que como humanidad somos un sólo organismo y participamos de una conciencia planetaria, todo lo que ha estado sucediendo este año vía los planes capricornianos de las élites oscuras ha sido también un gran aliciente para un despertar acelerado. Nunca antes en la historia los seres humanos han estado tan conectados, nunca antes tampoco, al menos en la historia conocida, ha habido tantos seres humanos con una conciencia (salvando las diferencias y acotaciones) que podríamos llamar despierta. Es de esperar que veamos las consecuencias. Es realista tener esperanza. La esperanza precisamente fue lo único que quedó cuando Epitemeo, el hermano ingénuo de Prometeo, abrió la caja de Pandora. Quizás es la hora de la verdad, la hora de comprobar cómo esa pequeña cualidad hizo, a la larga, una gran diferencia en nuestro destino.
Lo vamos a comprobar, gracias por estar aquí compartiendo viaje.
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