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DIAMANTES DE LA NOCHE OSCURA: La exploración visionaria de Christopher Bache

Introducción: la experiencia visionaria

Desde que el ser humano pisa la tierra, en todos los pueblos y culturas, muchos hombres y mujeres sensibles han descubierto que el mundo perceptible los sentidos es solamente una de las muchas dimensiones de la realidad.

A través de los siglos, buscadores y buscadoras de lo sagrado se han aventurado en los dominios profundos de la psique en busca de conocimiento, desarrollando en sus tentativas toda una tecnología interior para acceder, mediante experiencias visionarias, a otros mundos allende el habitual. Solas o combinadas, muchas de estas técnicas ancestrales para trascender la conciencia ordinaria se siguen utilizando hasta la fecha, tanto por culturas originarias como por psiconautas modernos.

Algunas de estas disciplinas han sido la incubación de sueños, los sueños lúcidos, el viaje astral, el ayuno, el aislamiento en la naturaleza, el encierro en oscuridad, los ritmos repetitivos de percusión, la danza extática, la ingesta de plantas maestras y sustancias psicoactivas, la meditación, la contemplación, la oración, la hipnosis regresiva…

Hoy en día, hasta los historiadores y antropólogos más materialistas reconocen el papel decisivo de los mitos en la organización social humana. No me parece descabellado afirmar que es probable que muchos o todos los mitos raíz de las diferentes culturas se derivasen de relatos visionarios, es decir, de experiencias e informaciones obtenidas en estado de trance. Si rastreamos el origen de lo que luego han pasado a considerarse hitos del conocimiento racional o científico, descubrimos que mucha de su base está en la experiencia visionaria.

Así, es sabido por ejemplo que Pitágoras, padre de la moderna matemática, fue iniciado en Egipto, y que su escuela tenía un carácter esotérico y mistérico («no todo debe revelarse a todos»). Gracias a las investigaciones de Peter Kingsley sabemos también que Parmenides, considerado el creador de la lógica según Platón, era más bien un chamán, que utilizaba la incubación de sueños y otras técnicas meditativas para acceder a la sanación y a la sabiduría.

Hablando de Platón, sus obras contienen relatos visionarios especialmente interesantes, como el mito de Er (República, Libro X), en el que de boca de Sócrates escuchamos cómo un soldado dado por muerto relata sus experiencias extracorporales, de importante contenido cosmogónico y metafísico, en el espacio entre vidas.

Plotino, otro filósofo de enorme influencia, principal referente del neoplatonismo, era conocido por sus dotes místicas y visionarias. En su biografía, su discípulo Porfirio relata como Plotino, a lo largo de su vida llegó a «aunarse y allegarse con el Dios omnitranscendente» hasta cuatro veces.

En esta breve introducción a la experiencia visionaria, sería imperdonable no mencionar los misterios eleusinos. En Grecia, más concretamente en Eleusis, una pequeña ciudad a 18 Km al noroeste de Atenas, hay registros de que durante casi 2000 años (1500 a.c - 396 d.c) tuvo lugar una ceremonia colectiva en honor a la diosa Demeter, en cuyo clímax se ingería una pócima psicoactiva, el kykeon. Esta bebida habría contenido (según la teoría principal) un hongo entre sus ingredientes: el cornezuelo del centeno, del que luego se sintetizaría el LSD. Se sabe que en este rito, cuyo secreto estaba prohibido revelar bajo pena de muerte, participaron los mentados Sócrates y Platón, pero también, entre otros, personajes como Aristóteles, Sófocles, Plutarco o Cicerón.

En el ámbito de las religiones hay por supuesto una larga tradición de relatos visionarios. En la tradición judeocristiana, por citar algunas referencias, resaltan las narraciones de profetas como Ezequiel o Isaías, pasando por el mismo Apocalipsis, las visiones de Hildegard Von Bingen, de los beatos o de Santa Teresa. En otras religiones, como el budismo, el hinduismo o el islam la incidencia del relato visionario es similar, incluso mayor. Ni hablemos de toda la narrativa de la tradición chamánica, por doquier presente en nuestro planeta y para muchos la religión (en su sentido elevado) madre de todas. No puedo dejar de mencionar aquí el conocido Libro de los muertos tibetano, mapa de ruta de muchos psiconautas de la contracultura, o los relatos visionarios de Sohravardhi, dados a conocer en Occidente por el gran islamólogo Henry Corbin.

Ciñendo ya el tema a la exploración psicodélica, en lo que llamamos la modernidad, poetas, novelistas, artistas y filósofos (entre ellos Baudelaire, Valle-Inclán, Coleridge o William James, por citar algunos) ya venían experimentando con varias sustancias psicoactivas como el hachís, el opio, o el óxido nitroso, dejando constancia de ello en sus obras. Sin embargo, ya entrado el siglo XX, sucederían ciertos hitos fundamentales, quizás el principal en 1938, cuando el investigador suizo Albert Hoffmann sintetiza el mentado LSD, dietilamida de ácido lisérgico, la sustancia psicoactiva más potente conocida hasta la fecha. En 1954, Aldous Huxley publica Las puertas de la percepción, un ensayo de enorme influencia posterior acerca de sus experiencias con la mescalina. Tres años después, en 1957, la revista Life publica un reportaje en el que Robert Gordon-Wasson y Valentina Pavlovna Wasson cuentan sus experiencias con los hongos psicoactivos de la mano de la chamana mazateca Maria Sabina. Aquí hay que nombrar la figura de Richard Evans Shultes, padre de la etnobotánica moderna y pionero en el estudio de las plantas psicoactivas (peyote, hongos, ayahuasca o yagé, ololiuqui, coca, yopo…). Shultes abrió el camino a los Wasson, al descubrir en 1941 que que el Teonanacatl, la legendaria planta de poder azteca, se trataba en realidad del hongo psilocybe de las montañas oaxaqueñas.

En EEUU, la generación beat —con su apertura tanto a las sustancias psicoactivas como a la filosofía oriental— había puesto en los 50 una alfombra para los pies descalzos que vendrían pocos años después: los hippies y la revolución psicodélica de los años 60. No se puede entender un fenómeno como el de la contracultura sin sustancias psicoactivas, y entre todas ellas, sin duda el LSD jugó un papel fundamental. Tampoco es exagerado decir que su impacto en la cultura moderna ha sido decisivo: una pléyade de figuras relevantes en múltiples campos humanos (psicología, ecología, política, filosofía, antropología, arte, ciencia, empresa, espiritualidad…) vieron cambiadas sus vidas y su percepción del mundo tras ingerir esta sustancia. No se puede obviar tampoco que su uso irresponsable, conjunto al de otras plantas y sustancias, causó ciertos estragos.

Si hablamos de una “nueva conciencia” emergente en las últimas décadas del siglo XX y en los albores del siglo XXI, las sustancias psicoactivas y las plantas maestras han tenido y tienen hasta hoy un papel importante en ese despertar para mucha gente, desde luego inseparable a la gran difusión de la filosofía oriental, las tradiciones esotéricas occidentales o la sabiduría de los pueblos originarios.


En este sentido, no podría dejar mencionar aquí las obras de Carlos Castaneda:

independientemente de su veracidad y controversia, su influencia en generaciones de buscadoras y buscadores ha sido enorme, propiciando un interés renovado por el chamanismo que repercute hasta la fecha. Resulta también necesario citar aquí a otros referentes fundamentales de la moderna exploración psiconáutica como Henry Michaux, Ernst Jünger, Terence McKenna, Jonathan Ott, Shasha & Ann Shulguin, Alex Grey, Jeremy Narby, Juanjo Piñeiro, Fernando Benitez o Josep Maria Fericlá, entre muchos otros.

Hay que decir además que la moderna psicología transpersonal debe mucho a la investigación con sustancias psicodélicas, y especialmente a la psicoterapia con LSD. El referente fundamental aquí es Stanislav Grof, cuya obra, quizá después de la de Jung, es quizás la más relevante del último siglo en este ámbito.

Diamantes de la noche oscura

Aquí entra la figura de Christopher Bache. Doctor en filosofía de las religiones (actualmente retirado tras 33 años de enseñanza universitaria, ahora profesor adjunto del CIIS de California), Bache conoce la obra de Grof en 1978, poco después de graduarse. En el prólogo de su libro Dark Night, Early Dawn (2000), Bache relata:

En Realms of the human unconsciousness Grof me convenció de que toda la tradición intelectual que había absorbido estaba basada en una experiencia superficial de la psique humana. A través de mi temprana lectura de Jung, yo me había convencido que la psicología profunda tenía la llave para la moderna búsqueda del conocimiento de la mente, y que los niveles a los que podía acceder esta disciplina no tenían referente. Más relevante aún era el hecho de que Grof había descrito una metodología a traves de la cual uno podría expandir la propia experiencia psíquica y acceder así a conocimiento de primera mano acerca de estos dominios de la mente. No podía rechazar esa invitación.

Y no lo hizo. Siguiendo la metodología de Grof, en los siguientes 20 años Bache se embarcaría en una exploración psicodélica clandestina con altas dosis (500-600 mg) de LSD, a lo largo de 73 sesiones, de una manera estrictamente protocolaria y controlada. Fruto de esa investigación son sus obras, aún no traducidas a español, Dark Night, Early Dawn. Steps to a Deep Ecology of Mind (2000), y LSD and the Mind of the Universe. Diamonds from Heaven. (2019).

La de Bache es una labor prometéica. En la primera obra citada, basándose en sus experiencias en estados no ordinarios de conciencia durante su exploración con LSD, y ayudado de su gran conocimiento de la literatura filosófica, psicológica y religiosa, Bache discute y analiza las cartografías transpersonales de la psique a las que ha accedido en sus sesiones, poniendo especial énfasis en conceptos cómo la reecancarnación y el karma, el despertar y la transformación individual y colectiva, la mente de la especie y su inminente noche oscura. Y es que en una parte de esas sesiones, que Bache engloba bajo el epígrafe "El nacimiento del humano futuro", se le muestra de manera lo que sin duda es un Gran despertar inminente de la raza humana, un despertar que es también una Gran muerte-renacimiento y una Gran purificación, previsiblemente a través de una crisis sin parangón en la historia humana. No obstante, según Bache, dicho proceso toma otra luz si lo consideramos como un movimiento evolutivo de la especie como un todo, y más profundamente, de la evolución del Ser. Merece la pena citar aquí un fragmento del texto (la traducción es mía):

Vi que más allá de los agitados deseos de la historia, más allá de los violentos conflictos y las intrigas de individuos y naciones, estaba siendo ahora impulsada una nueva conciencia en la humanidad. Su nacimiento en nosotros no era menos difícil o violento que el nacimiento de un nuevo continente a través de erupciones volcánicas. Esta conciencia emerge desde el fondo de nuestro ser, requiriendo una transposición de todo lo anterior para hacer sitio a sus nuevos patrones organizativos.

La gran dificultad que se me presenta es describir la enormidad de lo que esta siendo dado a luz. El verdadero foco de este proceso creativo no son los individuos, sino la humanidad como un todo. Verdaderamente está tratando de despertar a toda la especie. Lo que está emergiendo es una conciencia de proporciones sin precedente, toda la especie humana integrada en un campo unificado de conciencia, la especie reconectada con su Naturaleza Fundamental, nuestros pensamientos sintonizados con la Conciencia Fuente. Habiéndome trasladado del tiempo lineal al "tiempo profundo", experimenté esto a la vez como un destino proyectado y como una actualidad realizada. Era simultáneamente algo a lograr y algo a ser logrado. Este salto cuántico en nuestro estatus evolutivo precipitaba una reorganización en toda regla de la cultura global. Señalaba un punto crucial que dividiría para siempre la historia humana en un antes y un después al GRAN DESPERTAR.

[..] El siguiente tema era la purificación. Cuando un organismo es llamado desde el interior a una nueva conciencia, debe primero limpiarse a sí mismo de los subproductos psicológicos resultados de vivir a un nivel más bajo de conciencia. Debe hacerse cargo de los residuos de su pasado y purgar ese residuo de su sistema, en orden de establecer los cimientos de un más refinado nivel de operación. Nuestra especie estaba haciendo esto con gran determinación, cristalizando en sí misma generaciones que encarnaban esta energía a nivel colectivo. Lo que antes había observado simplemente como individuos reencarnando para liberar karma individual, ahora lo experimenté como una decisión altamente centralizada para limpiar el campo mental humano de su legado kármico colectivo, con objeto de preparar a la humanidad para lo que estaba llegando. Era el ejercicio coordinado de auto-evolución de la especie como un todo. A un nivel más profundo era el movimiento deliberado de la divinidad, a su vez evolucionándose a sí misma a través de las experiencias de nuestra especie. Todas nuestras historias individuales eran expresiones de la gran historia del Ser, nuestras luchas individuales eran aspectos de una lucha mayor.

En su siguiente libro, LSD and the Mind of the Universe. Diamonds from Heaven. (2019), Bache se centra más en los detalles su exploración psicodélica, exponiendo la información específica recopilada en las distintas sesiones, y haciendo hincapié en los aspectos más importantes de su anterior obra. Enlazo aquí una conferencia de Bache subtitulada a español, presentando este libro y su explicando su gestación, contenido e importantes conclusiones acerca de la evolución conciencia humana.

La exploración de Bache es excepcional por varias razones. Desde luego hay muchísimos chamanes indígenas y/o maestros/as de ayahuasca y otras plantas maestras que habrán hecho miles de ceremonias y cuyas realizaciones y vislumbres sean extraordinarias. Pero nunca (al menos yo no tengo noticia) se había hecho —y sobre todo comunicado de esta forma— una exploración así con una sustancia tan poderosa como el LSD por parte de alguien con tales credenciales y bagaje. Tampoco con esas dosis y de forma tan sistemática y meticulosa en su proceder, desde el número de sesiones, el protocolo, y la minuciosidad de su registro y exposición. A continuación esbozo algunos aspectos de su carta natal:

Podemos ver aquí que el ascendente Virgo de Bache seguramente tiene mucho que ver en su acercamiento, tan metódico, tan eficiente, a una sustancia tan poderosa como el LSD-25. Su regente, Mercurio, está muy fuerte en su domicilio de Géminis, conjunto a Marte en casa 10, y en aspecto a Urano (conjunción), Neptuno (trígono) y Plutón (sextil). La de Bache es una mente idónea para un explorador pionero en las dimensiones transpersonales de la psique. Júpiter en el grado 29° de Capricornio (un grado especialmente intenso) como único planeta del hemisferio oeste de la carta, planeta focal de una figura de embudo o balde (1), es sin duda muy importante en el mapa natal de Bache. Como planeta focal, Júpiter canaliza todas las energías de la carta, dando cuenta de una excepcional búsqueda filosófica. Saturno en Virgo en XII como su dispositor, nos habla de una capacidad de estructurar de forma enormemente eficiente los resultados de esa exploración, en este caso hablamos tanto de contenidos del inconsciente colectivo como de dominios superiores de la conciencia.

Los tres planetas transpersonales son desde luego fuertes en su carta: Plutón en casa XII, bien asimilado convierte al nativo en un canal del arquetipo de la potencia y la transformación, de la muerte-renacimiento colectiva (a la que tanto se refiere Bache en su obra). Además se expresa haciendo un sextil a la conjunción Marte-Mercurio en Geminis en la casa X, añadiendo mucha penetración psicológica a la gran curiosidad, capacidad de manejo de información y dotes comunicativas de este aspecto. Neptuno en la casa II es un recurso importante. Hace trígono a Marte-Mercurio, señalando que la mente de Bache tiene facilidad para conectar con los dominios sutiles y transpersonales, y para comunicar esa información como vocación profesional (su primer libro publicado fue Lifecycles. Reincarnation and the web of life (1991) justo cuando Saturno por direcciones primarias hacia conjunción al Neptuno natal y trígono a Mercurio). La cuadratura partil de Neptuno al Sol en Cancer en XI, sería el aspecto más intenso de su carta, su aptitud dinámica, su mayor don: el sentido de identidad de Bache se construye de forma conjunta con la experiencia transpersonal como recurso, y se brinda de manera sensible a la sociedad y al grupo. En otra de sus obras: The Living classroom (2008), Bache ha investigado mucho también en el campo de la enseñanza a grupos, en concreto acerca de las experiencias de conciencia colectiva a través de los campos morfogenéticos de aprendizaje.

Urano (capacidad de conexión con la mente superior) en casa X conjunto a Mercurio, en sextil a Saturno en Virgo y en trígono a la Luna, también nos habla de un psiconauta metódico y cauto, que no da puntada sin hilo.

Quirón en Sagitario en la casa III, trabajados los temas traumáticos que señala esa cuadratura a Saturno (probablemente Bache haya tenido que hacer a lo largo de su vida una labor terapéutica en torno a la comunicación, la inseguridad y la autoexigencia), dota a Bache de un don extraordinario para la búsqueda y el acceso al sentido profundo, así como para su transmisión de manera insólitamente estructurada, de la cual da habida cuenta la calidad y excepcionalidad de su relato visionario. Lilith en VIII, que nos remite al mito de Innanna y su descenso al inframundo, es también una posición que da grandes aptitudes para internarse en dominios sutiles y atravesar repetidas muertes del ego. Está en sextil al MC, de lo cual da significancia la labor de Bache. Por último, el eje nodal nos habla en este caso de un equilibrio entre la dimensión material (casa II) y la sutil-energética (casa VIII), de una experiencia evolutiva a través del despojamiento y la transformación individual (nodo norte en VIII en Aries) facilitadas por la búsqueda de información y la comunicación de la experiencia al mundo (Marte-Mercurio en aspecto armónico al eje nodal).

Para finalizar este artículo, cito unas palabras de Bache, tomadas de su último libro y a mi juicio muy pertinentes para el momento actual:


"Se dice a menudo que nuestro futuro es abierto, sin certezas, y que por tanto nada menos que nuestro máximo esfuerzo es requerido ahora y en los días que vienen. Comparto esta creencia. Y aún así, esta visión viene de un lugar más profundo, y dice así: Nosotros realizaremos nuestro destino. La crisis histórica a la que estamos entrando es la labor que dará a luz al ser que se ha estado gestando dentro de nosotros por incontables generaciones. El Alma diamantina nacerá en la historia. Despertaremos, y cuando lo hagamos, veremos al Universo tal como es. Ella es el cuerpo de Dios, la Gran Madre, la Hacedora de Diamantes. Con esto, todo vuelve a empezar de nuevo."

Notas

(1) El dibujo de la carta, su gestalt. Si quitamos a Quirón, Lilith y los nodos, que no son planetas, éste consiste en una agrupación de planetas en un sector, con un planeta solitario, Júpiter, opuesto al punto medio de la agrupación: el asa del balde o el vértice del embudo.

BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA

Sería o bien una labor demasiado extensa o bien un ejercicio demasiado parcial por mi parte el enumerar aquí unos cuantos títulos. Me parece más adecuado recomendar el excelente catálogo de la librería Muscaria (www.muscaria.com), "la librería más psicoactiva de la red".

Sí quiero hacer aquí una mención-homenaje al que fue libro de cabecera durante una etapa muy importante de mi vida, casi ya 20 años atrás. Después de tener una experiencia con hongos que cambiaría mi visión del mundo para siempre (una noche de luna llena de Agosto, con amigos, en el valle del Pas), semanas después entré a una librería y de lejos vi el lomo de un libro cuyos colores me recordaron a mi experiencia. Al sacarlo de la estantería y tomarlo entre mis manos casi me caigo de espaldas. No hizo falta: El despertar del hongo me acabó de abrir la cabeza. Gracias, Juanjo Piñeiro, por tanta compañía.

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