SENTIDO EN TIEMPO DE PLANDEMIA: una aproximación arquetípica.
Abril es el mes más cruel, criando
lilas de la tierra muerta, mezclando
memoria y deseo, removiendo
turbias raíces con lluvia de primavera.
T.S. Elliot
El mundo no es sino un lienzo para nuestra imaginación.
Henry David Thoreau
Hace décadas que desde esta antigua ciencia que es la astrología se venía avisando de que el tiempo actual iba a ser decisivo para el rumbo de la humanidad. Se señalaba el año 2020 como clave porque se iban a dar dos eventos excepcionales que, vistos dentro del contexto (económico, político, social, ecológico…) actual del mundo, prometían grandes cambios, y sin duda señalaban el comienzo de una gran metamorfosis civilizatoria, por otro lado repetidamente “profetizada” desde hace décadas por muchas voces de distintos ámbitos disciplinarios allende el astrológico.
La Gran conjunción
El primero de estos eventos cósmicos consistía en que partir de Marzo se iba a dar una gran conjunción de planetas en el signo de Capricornio. Al estudiar configuraciones similares a lo largo de la historia se ha comprobado de forma sistemática que cuando se da una gran agrupación de planetas en el mismo espacio celeste (sobre todo si estos son de ciclo lento: Júpiter y Saturno, modernamente también Urano, Neptuno o Plutón), en el ámbito terrestre y humano esto tiene el efecto de una gran Luna nueva colectiva: coincide con cierres de ciclo, con grandes finales y grandes comienzos en el curso de las civilizaciones humanas. (1)
Hay que señalar además que ésta precisamente no iba a ser una gran conjunción cualquiera, pues su núcleo principal incluía a Saturno y a Plutón, dos planetas cuyas combinaciones han tenido que ver siempre con "ciclos de crisis y contracción" y transformaciones profundas de la las estructuras de organización humana a muchos niveles. Temas de Saturno son:
Estructuras y limitaciones de la realidad y la existencia mortal (el principio de realidad), contracción, privación, negación, gravedad, necesidad, finitud, sufrimiento, adversidad, el deber, responsabilidad, envejecimiento y madurez, agonía y muerte, peso del tiempo y del pasado, la sabiduría de la experiencia, la maestría del largo recorrido, la autoridad, la solidez, fiabilidad, tradición, orden, sistema, status quo, la ley, límites y fronteras, materialidad, juicio, culpa, consecuencias de las acciones pasadas, la decadencia, la depresión, la tristeza, el miedo, el “espíritu de la pesantez” nietzschiano; (Cronos, el señor de tiempo, el Yahvé del antiguo testamento...).
Plutón rige a su vez:
El principio de poder, la profundidad y la intensidad elementales, instintos primordiales, libidinales y agresivos, destructivos y regenerativos, volcánicos y catárticos; transfomación, regeneración, el submundo y el subsuelo, lo oscuro, lo demoniaco, lo elemental y ctónico, lo misterioso y tabú, lo que acecha bajo la superficie de las convenciones, lo reprimido y su explosión, lo primordial, lo que impulsa, quema, consume, transfigura, resucita, el impulso dionisiaco, la kundalini, (Shiva, Kali, Shakti, Pele, Quetzalcoatl, Isis y Osiris, Hades y Perséfone…).
A lo largo de la historia tenemos ejemplos de configuraciones arquetípicas similares. Otra conjunción de Saturno y Plutón en Capricornio (con otras posiciones planetarias semejantes a la actual) sucedió en 1518-19, al comienzo de la reforma protestante, de la conquista de Mexico, y de la incorporación oficial de "las indias" a la Corona de Castilla. Magallanes partió en su vuelta al mundo, estábamos además en pleno Renacimiento, y no seria un disparate considerar que esos años marcarían el inicio de la Era Moderna. En el pasado siglo, conjunciones entre Saturno y Plutón sucedieron en 1912-17 (primera guerra mundial, revolución rusa) 1944-49 (fin segunda guerra mundial, inicio de la guerra fría, creación del estado de Israel) y 1980-85 (caída de la Unión soviética, comienzo del neoliberalismo). Ya en el S.XXI, los eventos del 11-S se produjeron durante su última oposición. Algunas frases clave de la combinación arquetípica de Saturno-Plutón son:
Acontecimientos opresivos y de consecuencias perdurables, visión del mundo polarizada, lo "kafkiano", creencias apocalípticas, fin irrevocable de un orden establecido, poder de destrucción enormemente disciplinado y cuidadosamente organizado, victimización y sufrimiento bajo las fueras cataclísmicas y opresivas de la historia, sensación de tener la vida determinada y constreñida por fuerzas impersonales demasiado poderosas y dominantes para ser afectadas por el Yo individual, vulnerabilidad que se puede compensar con impulsos de poder, control y dominación, necesidad de demostrar vigor de acero, despliegue de determinación personal y colectiva, voluntad indeclinable, coraje y espíritu de sacrificio excepcional, esfuerzo concentrado, silencioso y de gran energía ante el peligro y la muerte, creciente profundidad de discernimiento moral gracias a la transformación y forja de duraderas estructuras materiales, políticas y psicológicas.
Ahora bien, como digo, la conjunción actual es muy poco frecuente. Coincidiendo con la declaración de la pandemia a nivel global, Júpiter y Marte se unieron a mediados de Marzo a la agrupación de Capricornio, añadiendo expansión y dinamismo a la ya poderosa mezcla. Incluso podríamos sumar más factores aquí, si tenemos en cuenta que el Nodo Sur (inercia inconsciente colectiva) todavía estaba en Capricornio durante la gran conjunción en ese signo. Capricornio es un signo que, entre otras cosas, en astrología mundial está también asociado a los gobiernos y las instituciones (políticas, económicas, legislativas...), es decir, al Sistema, en pocas palabras. Está regido por Saturno, con lo cual la energía de este arquetipo tiñe aún más todo este tiempo, al punto de dimensiones nunca vistas. Tengamos en cuenta que Saturno, como decíamos, está asociado específicamente a la limitación, la restricción, la privación, el miedo… y estamos viviendo un confinamiento a escala planetaria bajo autoridades estatales (o supraestatales) por primera vez en la historia conocida.
Hay además un factor muy importante, clave en el clima arquetípico de este primer evento (presente también de forma decisiva en el segundo evento, que en breve mencionaré) que a mi entender no ha sido suficientemente señalado: la gran conjunción en Capricornio se produce en cuadratura a Urano en Tauro.
Algunos temas de Urano son:
El principio prometéico, cambio, rebelión, libertad, reforma y revolución, inesperada quiebra de estructuras, sorpresas repentinas, revelaciones y despertares, relámpagos de intuición, aceleración del pensamiento y acontecimientos, nacimiento y nuevos comienzos, innovación cultural y tecnológica, creatividad, originalidad, giros impredecibles, incertidumbre, …
La presencia de Urano en mi opinión ha sido correlativa a lo inesperado y repentino de lo que ha acontecido, y creo que su influencia va a tener mucha repercusión y ser decisiva en el desarrollo de los eventos a lo largo de los próximos dos años.
Júpiter-Saturno en Acuario
El segundo de los grandes eventos astrológicos antes referidos es la conjunción de Júpiter y Saturno a 0° de Acuario el 21 de Diciembre del 2020. Es muy importante a su vez, porque nos habla también de lo que podríamos llamar un cambio de Era. El ciclo de estos dos planetas, llamados Cronocratores (Señores del tiempo), era el que los antíguos astrólogos observaban para predecir los auges y caídas de imperios y regentes. Ya a nivel mítico, la historia del derrocamiento de Cronos (Saturno) por parte de su hijo Zeus (Júpiter), nos habla de un "cambio de autoridad" a nivel arquetípico. Las conjunciones de estos dos planetas se producen cada 20 años, permaneciendo en ciclos de 200-240 años en el mismo elemento (Agua, Tierra, Aire, Fuego). El último ciclo, que comenzó en 1802, ha estado regido por el elemento Tierra, y en él ha predominado el materialismo como visión del mundo y foco conductual, con un énfasis en la economía, la industrialización, la propiedad, lo práctico. A partir de la conjunción de 2020 se inaugura un ciclo de 240 años en el elemento aire (asociación, intercambio, relaciones humanas, información, etc). Es algo que no sucede desde hace 800 años. La última vez, en el periodo de 1226 a 1425, coincidió por ejemplo con el fin de la Edad media, el auge de la escolástica y las universidades en Europa, la expansión del imperio mongol, el inicio de la civilización azteca o la adopción en occidente de los números arábigos, clave para las revoluciones científicas posteriores.
Ahora bien, es importante señalar de nuevo, que esta conjunción tan relevante se va a dar también en cuadratura a Urano en Tauro, y va a desembocar en una cuadratura entre Saturno y Urano cada vez más exacta que va a durar hasta mediados del 2022. Si consideramos lo que dice Richard Tarnas (2) respecto a los orbes para aspectos en planetas exteriores, con 15° (20° penumbra) para la conjunción y oposición y 10° (15°) aprox. para la cuadratura, lo que tenemos en estos tiempos se puede ver desde un punto de vista arquetipal como un largo aspecto dinámico entre Saturno, Urano y Plutón, y en cierto modo podríamos considerarlo como un tercer evento subyacente dinamizador y unificador de los ya mencionados (la gran conjunción en Capricornio, y la conjunción de Júpiter-Saturno en Acuario). Teniendo en cuenta que Plutón y Urano están en cuadratura desde 2008, está combinación comienza a activarse en el momento en que Saturno entra en orbe de conjunción con Plutón (Febrero del 2018), y prosigue hasta prácticamente Febrero del 2022, cuando Saturno se separa de Plutón. No obstante Saturno sigue en cuadratura a Urano hasta finales de Enero de 2023.
Urano, Saturno y Plutón
Cuando estos tres planetas se alinean en aspecto dinámico como en el caso de estos años, el clima arquetípico se traduce en una gran tensión, porque los principios involucrados son en cierta manera opuestos: por un lado Saturno, ligado a las limitaciones, la contracción y el control, y por otro Urano, significador de revolución, rebelión e innovación. Plutón intensifica a ambos, a menudo con violencia, añadiendo una dimensión “masiva, abrumadora, e incluso catastrófica”.
Siguiendo a Tarnas, en tiempos así se suelen exacerbar las divisiones sociales y darse una enorme tensión entre fuerzas represivas y autoritarias por un lado, y sublevaciones emancipadoras y revolucionarias por otro. Estructura vs cambio, orden vs libertad, autoridad vs rebelión... se suceden estas polaridades, a veces combinadas en revoluciones represivas o autoritarismos impredecibles y erráticos. Se dan también con frecuencia en estos ciclos las crisis y hundimientos repentinos de estructuras, los colapsos y quiebras económicas, políticas y psicológicas súbitas, y también situaciones traumáticas y de escasez en gran escala. El impulso al cambio y a la libertad se puede sentir como reprimido (Prometeo encadenado), pero por otro lado también hay un potencial de inesperada liberación por medio y a través del "conflicto titánicamente intensificado e ineluctable."
La resolución más profunda de esta tensión arquetípica de opuestos no parece darse por medio de una identificación unilateral con uno de los polos, que de alguna manera termina por oponerse al otro,[..]sino más bien[..]sosteniendo la tensión que implacablemente tira de los dos lados. Gracias al agotador mantenimiento de la fidelidad a cada uno de los principios opuestos—conciencia e instinto, superego y ello, individuo y comunidad, tradición e innovación, masculino y femenino, consciente e inconsciente, destino y voluntad, o cualquier otra polaridad presente—pueden surgir, aunque sin certeza sobre el momento y el modo en que lo harán, la repentina resolución de la tensión y una profunda transformación estructural. (3)
Tenemos ejemplos de alineamiento de estos tres planetas durante la Revolución Francesa (1793-9) o durante la Gran Depresión, coincidiendo también con el ascenso del fascismo en Italia o el fortalecimiento de Hitler y Stalin (1929-1933); también durante el periodo crítico de los años 60 (1964-7) con la Revolución cultura china, la escalada de la guerra de Vietnam y las rebeliones estudiantiles y luchas revolucionarias en muchas partes del mundo durante esos años.
Enmarcando todo esto aún más, si consideramos como dije, que Plutón y Urano llevan en orbe de cuadratura desde 2008 (año en que se produce una T cuadrada con Saturno opuesto a Urano), podríamos decir que eventos como el colapso financiero de ese año, las concentraciones y protestas (15M, Occupy..) en todo el mundo durante el 2011, el esperado fin de ciclo del 2012, la crisis ecológica ya anunciada pero en auge en 2018-19, la movilizaciones feministas y protestas sociales en todo el mundo durante 2018-2019… todos esos eventos formarían parte de una misma constelación que va a alcanzar su culmen en 2020-2022.
Resumo: esta no es una conjunción Saturno-Plutón cualquiera, primero por que es una Gran conjunción, ya que se da con Júpiter, Marte, y el Nodo Sur también en Capricornio; segundo porque se da al mismo tiempo que una conjunción Júpiter-Saturno que marca un ciclo de 200 años en aire, y que no sucede desde hace 800. Y tercero porque ambos eventos se dan en cuadratura a Urano en Tauro, añadiendo una gran dosis de incertidumbre, novedad y revolución este ya de por sí excepcional tiempo. Podríamos hablar incluso una subida más de volumen si consideramos a Eris, que estará el 21/12/2020 en conjunción con Marte a 24° de Aries en cuadratura también por orbe a todo esto, pero me da la impresión que sería algo así como echar más leña a lo que ya de por sí es un volcán, y para no recargar más el asunto lo vamos a dejar aquí.
Conspiraciones y más allá
En 2008 se produjo la entrada de Plutón en Capricornio. En astrología mundana, la influencia de Plutón en un signo (en realidad en un eje, porque todo signo va con su opuesto) se manifiesta haciendo aflorar lo oculto y lo reprimido de esa energía, y al estar implicado el eje Cancer-Capricornio (pertenencia, figuras paternas y maternas, ancestros y raíces, alma, propósito, lugar en el mundo...), en lo individual han sido años de procesos y terapia permanente, de enorme sanación emocional para muchas personas abiertas a ese camino. Por otro lado, en lo colectivo, ha sido muy notorio como desde ese año empezó a aflorar la sombra del Sistema a niveles cada vez más alarmantes. Mucha gente se fue haciendo consciente de hasta que punto la manipulación, la corrupción, la codicia, los abusos, etc, estaban inscritas en las estructuras piramidales del poder, hasta qué punto los estados son marionetas movidas por bancos, corporaciones, familias, entidades, etc. Por eso hoy para muchos parecería más que ingénuo no pensar en que la situación actual puede haber sido fabricada o diseñada con ciertos objetivos totalitarios. Sin embargo, es complicado (por no decir imposible) discernir, porque sin duda también circula mucha información distorsionada (y no sólo desde los medios de comunicación oficiales) o incluso acaso delirante, y es muy fácil pasarse de rosca en el ámbito de las conspiraciones. Aunque seguramente en todo esto haya algo más que meras proyecciones (que las hay), creo que obsesionarse con ello nos puede llevar incluso a niveles mayores de desempoderamiento y baja frecuencia, sobre todo si no tenemos herramientas ni experiencia para filtrar o gestionar mental y emocionalmente este tipo de perspectivas. No obstante, me parece también conveniente exponer algunas de estas teorías, porque creo que no está de más conocerlas. Es el lado distópico del asunto, que tiene también su contrapartida, como luego expondré.
(Nota actualizada: a día de hoy, 13 de Mayo, las piezas han ido encajando para mucha gente, y parece mucho más claro que esta situación ha sido planificada por los de siempre quienes, lejos de su intención, se están revelando como grandes despertadores colectivos)
Las propuestas que niegan la versión oficial son muchas, cubriendo todas las escalas conspirativas. En cuento al origen del virus, por ejemplo, aunque los medios oficiales divulgan que la ciencia parece tener cada vez más claro que el virus proviene de un animal, en las redes se discute por ejemplo si fue creado por China, por EEUU (ambos gobiernos se acusan mutuamente de manera abierta), o por un gobierno mundial en la sombra que pretendería imponer un Nuevo orden mundial, la eugenesia masiva y/o el control total de la raza humana vía modificación del ADN y/o vigilancia digital subcutánea. Se habla de la relación de la epidemia con la implantación del 5G (un tema muy polémico del se ha mantenido bastante fuera de juego a la opinión pública y del que parece que apenas se han estudiado consecuencias en la salud) y también con los chemtrails, las supuestas estelas químicas de los aviones relacionadas con la geoingeniería.
Estamos en momento de apoteosis conspiranoica, acercándonos al climax distópico en el que muchas las teorías de las décadas anteriores parecen confluir. Se podría decir que el Apocalipsis forma parte del mito dominante que tenemos inculcado en el inconsciente colectivo, pero podríamos considerar también que como situación arquetípica (en su acepción de "fin del mundo") puede simbolizar también una "muerte del Ego", la noche oscura del alma que precede a todo gran cambio de conciencia.
Y hay más. Se infiere que toda la situación puede ser una demolición controlada de un sistema financiero ya en las últimas, o que es una jugada económica de China para hacerse con el control de muchas empresas estratégicas. Y es que, obviando la opción quizás no tan descabellada de que todo sea un gran teatro orquestado por una élite supragubernamental para estrechar el cerco de dominio, cada vez parece más visible por otro lado la cantada guerra comercial entre el bloque chino y el estadounidense. Hace escasamente una semana, el estado asiático expulsó a todos los periodistas USA de sus fronteras, por ejemplo.
Sea como sea, no se necesita ser del ámbito conspirativo para suponer que esta situación quiera reconducirse desde la autoridades (ya ocultas, ya visibles) hacia una nueva e inminente doctrina del shock, que sea parte de una jugada problema-reacción-solución, como muchos creen que fueron los eventos 11-S, y que todo esto resulte en medidas más represivas para la población y un mayor totalitarismo.
Siguiendo en esta linea distópica, es de cajón hacerse ciertas preguntas, por ejemplo: ¿quién se va a beneficiar de todo esto a nivel económico y político? Cuando todo esto pase ¿qué medidas de austeridad y restrictivas permanentes no estará dispuesta a aceptar mucha gente “por nuestra seguridad”, “por la salud de todos”, “para que esto no se repita”? Hay sin duda un peligro muy real de que todas estas medidas restrictivas se normalicen, como ya se hizo después del 11-S. Por ejemplo, como señalan muchas voces, no seria extraño que se intente imponer mundialmente de forma obligatoria el modelo draconiano de vigilancia digital que ya tienen China y otros países. O vacunaciones obligatorias periódicas de dudoso contenido con la excusa de que el virus puede mutar y no nos podemos volver a permitir un confinamiento masivo ni otra caída de los mercados. Nada nuevo que no se haya adelantado: más estrictos controles de seguridad en aeropuertos, localización constante, censura informativa, penalización de la libre expresión, reconocimiento facial, fin del dinero en metálico, incluso la largamente anunciada implantación física de nanotecnología de control, “por nuestra seguridad y salud”, etc, etc.
Se ha hablado mucho de que esta época es el fin del modelo neoliberal y del capitalismo descontrolado que ha imperado en los dos siglos previos. No olvidemos el estado de las cosas de los últimos meses previos a la pandemia: levantamientos populares en contra del neoliberalismo en muchas partes del mundo, la crisis climática creciente y amenazante, la escandalosa inacción gubernamental que evidencia de forma cada vez más clara cómo las democracias occidentales están totalmente secuestradas en manos corporativas. Si mucha gente cree que este virus ha sido creado o modificado en laboratorio, y que esta situación que estamos viviendo ha sido planificada, es porque el cuento ya se ha repetido otras veces, y esta situación beneficia sin duda ciertos intereses que no son precisamente los del pueblo.
* * *
Ahora voy a dar parte al optimismo. Incluso si lo anterior fuese cierto, esta situación seguramente va a tener efectos colaterales muy positivos e insospechados. No vamos a salir iguales de esto también en el buen sentido. Si en medio de todo es visible ahora la posibilidad de represión y totalitarismo a gran escala, también para cada vez más gente lo es la otra cara de la moneda: no necesitamos teorías de conspiración para reconocer que este confinamiento, parón obligatorio, al ponernos en una situación insólita, nos obliga a replantearnos muchas cosas. Recordemos que hay una revolución de valores en marcha (Urano en Tauro).
Para empezar nos estamos dando cuenta de lo mucho que dependemos unos de otros, por no hablar del contacto directo con la naturaleza. Somos seres ecodependientes. Si en este momento se ha generado mucho miedo, también está despertado la solidaridad a gran escala característica de situaciones históricas similares. Es en tiempos así cuando descubrimos atributos, reservas y creatividad insólitos para servir al bien común. Como dice George Monbiot en un artículo reciente:
Mil libros, películas y fábulas de negocios nos aseguran que el final del cuento de hadas al que todos debemos aspirar es convertirnos en millonarios. Entonces podemos aislarnos de la sociedad en una mansión con paredes altas, con atención médica privada, educación privada y jet privado. El procomún prevé el resultado opuesto: encontrar significado, propósito y satisfacción trabajando juntos para mejorar la vida de todos. En tiempos de crisis, redescubrimos nuestra naturaleza social.
A nivel individual, en cierta manera a semejanza de quien tiene una experiencia impactante o cercana a la muerte, puede que mucha gente se cuestione su modo de vida, a lo que le da importancia, en lo que invierte su tiempo, cómo gestiona y valora sus relaciones; puede que muchos recapitulemos nuestra trayectoria hasta este momento y nos replanteemos la dirección a seguir. Tenemos más poder del que imaginamos, ¿no es todo este "poder" en la sombra, Nuevo orden mundial etc, a un nivel nada más que un reflejo sombrío del verdadero poder que está en nosotros esperando ser desplegado para dar a luz una Nueva civilización planetaria ya no separada, sino integrada con la Naturaleza? Casi siempre hace falta una situación límite para descubrir de lo que somos capaces; ahora quizá os demos cuenta de lo que podemos lograr si nos aplicamos a una tarea común que consideramos importante. Si mucha gente viene haciendo ya esto a nivel colectivo, ejemplificando y promoviendo propuestas para el cambio, ahora seguramente va a ser muchísima más gente la que lo haga.
Nos vamos a encontrar que ya hay mucho camino andado en esa dirección esperando a ser compartido de forma más mayoritaria y llevado a cabo de manera efectiva. Ahora que nos damos cuenta de forma aún más masiva de los expuestos que estamos a las recaídas de este monstruo agonizante que es el capitalismo neoliberal, cada vez quedan menos excusas para no redirigir el rumbo. Creo que aunque hubiese un intento de totalitarismo y control tecnológico, va a haber también un impulso enorme hacia la ya tan aclamada transición ecológica hacia una nueva Tierra. Y probablemente este sea el reto de los próximos años.
El futuro a corto-medio plazo quizás va a ser intenso, pero no (solo) por que podamos estar yendo de cabeza a una recesión económica brutal o a una dictadura tecnológica global (¿a lo peor incluso a una guerra declarada?), resultado de las medidas que se están tomando ahora y que quizás se intenten tomar doctrina del shock mediante en cuanto el tema de la pandemia se relaje. No, va a ser intenso además porque es probable que vaya a implicar, en unas condiciones de vida seguramente inciertas o limitadas (algo que quizás puede ser un aliciente a fin de cuentas), mucha asunción de responsabilidad, foco y voluntad por nuestra parte a aplicar la fuerza conjunta para encarnar e impulsar creativamente el Gran giro, el Gran cambio, la Gran labor que es necesario realizar si queremos evitar primero el totalitarismo mencionado y luego el cada vez más probable colapso ecológico a gran escala.
En cualquier caso, lo que parece cierto es que todos vamos a tener que participar en reconstruir la civilización desde uno u otro punto.
Aquí entra la tensión Saturno-Urano intensificada a dimensiones gigantescas por Plutón. Es cierto que se suelen ver momentos así como enfrentamientos entre fuerzas opuestas, se suele personalizar al "enemigo", al "mal" y/o crear chivos expiatorios que, aunque se venzan, depongan o exterminen, serán de forma automática sustituidos por otros si no cambia nuestra programación subconsciente de separación. La conspirativa en el fondo es la misma mentalidad de guerra que tanto estamos viendo ahora durante la "pandemia". Desde esta posición, podríamos ver lo que viene también como una lucha maniquea entre bandos antagónicos: de un lado todo el poder de élites y corporaciones psicópatas, gobiernos títeres, aparatos de represión y medios de comunicación a su mando; del otro la fuerza del despertar colectivo creciente, el espíritu del planeta impulsando el necesario cambio y el poder de la conciencia colectiva en transformación. A un nivel, esto puede que no esté desencaminado, y que haya que sostener esta tensión de manera inevitable. En todo caso, enfocarnos en una visión menos dualista pueda ser de mucha ayuda ahora, precisamente para sostener esa tensión.
El sentido
Victor Frankl decía que el ser humano es en esencia un buscador de sentido. Hay unas palabras de Jung muy citadas, que me parecen muy pertinentes para este momento:
“La carencia de sentido impide la plenitud de la vida y significa por ello enfermedad. El sentido hace gran cantidad de cosas soportables, quizás todo”.
Hace décadas que se viene hablando de nueva visión del mundo, de un nuevo paradigma holístico, sistémico y ecológico, que sustituiría al modelo mecanicista-materialista, de separación, que sustenta ideológicamente a la civilización occidental, y que se ha impuesto a la civilización global como verdad oficial en los últimos siglos. Del viejo paradigma, ya caduco, emergen ahora dos narrativas contrapuestas: una es la del progreso o "bussiness as usual" (que culminaría en su ideal de sociedad perfecta de control en el mentado Nuevo orden mundial) y la otra es la del colapso apocalíptico y la extinción masiva.
Como ya he mencionado, desde el nuevo paradigma, sin embargo, viene emergiendo hace décadas una tercera alternativa cada vez más visionada. Es el relato del del Gran giro, la Gran labor, el Punto crucial, la Metamorfosis (4) hacia una civilización humana pacífica y en armonía con el planeta. Esta gran transición a muchos niveles sería sincrónica a un cambio de conciencia colectivo a una conciencia integral, transpersonal, un cambio que se puede entender dentro de un despliegue arquetípico superior o trayectoria evolutiva de la Conciencia humana, planetaria y cósmica.
En efecto, como señalan muchas miradas, se puede reconocer en la trayectoria de la conciencia humana una dialéctica arquetípica semejante a todo proceso iniciático: separación de lo conocido/iniciación, ordalía, conflicto/retorno y reintegración superior. Este proceso se habría iniciado (quizá no por primera vez) en una indiferenciación primordial femenina, pasaría por un desarrollo de una conciencia individualizada masculina (separativa y represiva de lo femenino a muchos los niveles: naturaleza, materia, mujer, cuerpo, instinto, holismo...), y culminaría en un matrimonio sagrado de opuestos en el que la conciencia individualizada masculina, tras pasar por una muerte del Ego, se reintegraría con lo femenino reprimido, el fundamento de su Ser, en una unidad mayor que preserva la autonomía consciente ahora ya sin alienación.
Desde esta perspectiva, estaríamos precisamente en ese estadío, de lleno en un proceso iniciático de muerte-renacimiento.
A otra escala, también arquetípica, los ciclos planetarios nos auguraban un clima de grandes transformaciones para este tiempo. Pareciera incluso que el boom astrológico de los últimos años fuera una ofrenda de la conciencia colectiva para prepararnos psicológicamente para este momento, hacernos conscientes del tempo y los plazos de la metamorfosis, encontrarle un sentido a nivel simbólico. Saber que todo es cíclico, que "esto también pasará", y que además tiene un propósito de aprendizaje o evolutivo, ayuda sobremanera a atravesar la gran incertidumbre de este proceso iniciático.
Desde estas consideraciones, podemos abordar de otra manera esa narrativa dualista de la realidad, ya que si todo esto está sucediendo dentro de un proceso de evolución de la Conciencia planetaria y cósmica, obviamente bien y mal son relativos. Entonces ¿sirve de algo ahora realmente obsesionarse con conspiraciones? Sabíamos que esto iba a pasar simbólicamente, y ha pasado de esta manera. Ya sea de forma “natural”, ya sea “artificial”, todo está en la Consciencia. En ese sentido no hay nada que no sea natural, ni siquiera los hipotéticos tejemanejes de China, los Rotschild, Bill Gates, el 5G o los reptilianos. El mal es también un instrumento de la Consciencia.
Dicho esto, creo que también es muy importante ahora clarificar otro sentido: el de nuestra marcha. Darnos cuenta hacia dónde apuntamos la flecha. Si estos años de Plutón en Capricornio nos han revelado nuestra sombra individual y colectiva, al mismo tiempo, nos hemos ido dando cuenta también de dos cosas. Primero del gran poder y responsabilidad que tenemos como participantes en co-creación de la realidad que vivimos, y segundo de cómo de nuestras heridas y traumas inconscientes configuran nuestras elecciones. Hacernos cargo de la herida nos habilita a un discernir consciente de lo que alimentamos energéticamente con nuestras mentes y emociones. Podemos decidir así en qué versión de los hechos nos enfocamos, qué visión del mundo compramos e imaginamos de forma consciente o inconsciente, y qué mundo, por tanto, creamos.
Si no lo hacemos, bueno, seguro alguien (¿nuestra mentalidad egóica colectiva pasada ya de vueltas ejemplificada en el NWO?) se va a ocupar encantado de hacerlo por nosotros, y quizá con unas intenciones que no sirven precisamente al bien común.
Y es que cada vez más nos damos cuenta de que aunque cueste concebirlo, la realidad no es esencialmente material, tampoco fija. La vemos así de forma reductiva porque hemos crecido dentro de un sistema de creencias, y se nos ha adiestrado desde niños para enfocarnos dentro de sus límites, obviando cualquier anomalía, e ignorando o ridiculizando cualquier alternativa existencial.
Tanto la sabiduría perenne como la ciencia más vanguardista afirman que la realidad no es mecánica ni material. De hecho, lo que llamamos mundo interior y mundo exterior, aspecto de la mente o la psique y aspecto exterior o fenoménico parecen ser aspectos inseparables de una misma realidad: la Conciencia. Que la Astrología funcione de manera tan asombrosamente infalible es una constatación empírica de esto. Por eso podemos decir que todo lo que está sucediendo ahora en el mundo lo está haciendo fundamentalmente en la Conciencia, al mismo tiempo está sucediendo afuera y adentro de nosotros. Y lo hace siguiendo unos determinados patrones arquetípicos inherentes a todo desarrollo evolutivo en la Naturaleza. Para muestra, el botón del momento actual. En un sentido, todo está determinado arquetípicamente. Pero aquí entra nuestro libre albedrío y nuestro poder co-creador. Ya sea de forma inconsciente, o conscientemente, si nos hemos apercibido de ello, nosotros participamos en cómo estos patrones arquetípicos toman forma en el mundo manifiesto.
Creo que ser conscientes de que hay un propósito mayor en todo esto, y que además, de ese propósito participamos con nuestra conciencia nos abre de par en par una ventana de oportunidad para decidir entre todos cómo queremos continuar, que dirección le queremos dar al barco ¿Queremos que siga hasta reventarse contra el iceberg al que íbamos enfilados, o vamos a cambiar de rumbo, y sobre todo, de marcha, de visión?
Sin, duda, las circunstancias actuales están gatillando ya un gran replanteamiento de las cosas. Por la parte que nos toca, más que nunca se hace presente la necesidad, primero de ser conscientes de nuestro sentido y propósito individual, y segundo de nuestro sentido y propósito colectivo, a dónde nos dirigimos, qué mundo queremos cocrear.
En este tiempo liminar, entre mundos, mientras sigue siendo imprescindible mantenernos centrados y presentes en la turbulenta realidad del ahora, más que nunca es también importante ahora imaginar, clarificar nuestra visión de futuro.
Los meses siguientes
No tengo realmente idea de lo que nos espera de forma concreta. Dicho esto, mencionaba en un post reciente que a mediados de Mayo podríamos tener un respiro. Plutón se pone retrógrado a finales de Abril, y a mediados del mes siguiente lo hacen Saturno y Júpiter. Normalmente, cuando los planetas entran en retroceso desde la perspectiva terrestre, disminuye la intensidad del clima arquetípico que señalan. También Marte entra en Piscis por esas fechas, separándose de Saturno, con lo que podría bajar también el volumen. Algo además relevante tendrá lugar el 5 de Junio: el eje nodal cambia a Sagitario-Géminis. Se ha llamado a este el eje del sentido, y me parece lógico que si vamos entrando colectivamente en un estado quizás de más calma (o simplemente de normalización de la tempestad), prolifere entonces una reflexión a gran escala sobre el tremendo impacto de los sucesos de meses anteriores y nos enfoquemos mucho en el sentido por venir. Ya estaba sucediendo, pero este parón obligatorio va a favorecer mucho sin duda la consideración de propuestas aún no suficientemente atendidas para dar a luz a una nueva civilización.
Sea como sea, todo el año seguramente va a ser muy intenso, y si tuviésemos algún respiro (por ejemplo, que se relajen las cuarentenas), va a ser en este clima de gran incertidumbre, quizás de de colapso económico global. El 12 de Agosto, Marte en Aries hará cuadratura a Pluton, y 12 días después (el 24/8) lo hará a Saturno, aunque ambos están todavía retrógrados. Puede ser un momento tenso: recordemos que durante la anterior cuadratura a ambos, cuando Marte estaba en Libra, el 28 de Octubre, coincidió con el asesinato del general iraní Al-Baghdali por parte de EEUU.
A finales de Septiembre se vuelven a poner directos los planetas lentos, primero Júpiter (14/9), luego Saturno (29/9), y a primeros de Octubre (4/10), Plutón. Marte, aún en cuadratura, se había puesto retrógrado el 9 de Septiembre, y recupera la marcha el 18/11. Ahí ya entramos en zona que puede ser también bastante complicada, marcada por el gran momento del 21 de Diciembre, cuando Júpiter y Saturno hagan conjunción exacta. Pero es el 13-14 de Enero del 2021, coincidiendo con una Luna nueva en Capricornio, cuando tenemos a Urano directo en conjunción a Marte, y ambos en cuadratura a Júpiter-Saturno-Plutón-Mercurio. Este si que parece un momento de tremenda tensión entre lo viejo y lo nuevo, la siembra de un nuevo orden.
Es lo que hay, los próximos 2-3 años van a ser con mucha probabilidad tremendamente intensos. Como he dicho, estamos en un gran proceso inciático, un gran rito de paso civilizatorio, atravesando una noche oscura colectiva al fin de la cual nos espera un nuevo mundo. Pero este nuevo mundo no esta definido, depende de nuestra visión, nuestra imaginación, nuestra intención, nuestra esperanza activa conjunta. Es para lo que habíamos venido, y quizá nos hemos estado preparando para esto durante más tiempo del que podemos recordar. Sí, es el Apocalipsis, pero en cuanto la hora de la verdad, la verdad de lo que somos, la que nos hará libres, más de lo que nunca habíamos soñado. Para llegar a ella habremos de atravesar, sin duda, la incertidumbre y el miedo. Sólo así sanaremos nuestras heridas colectivas. Sólo así podremos convertirnos en verdaderos soberanos de nuestras vidas. Como expresa Charles Eisenstein, en un artículo reciente, The Coronation:
Ya podemos sentir el poder de lo que podríamos ser. La verdadera soberanía no huye del miedo de la vida o de la muerte. La verdadera soberanía no domina ni conquista (eso es un arquetipo de sombra, el Tirano). La verdadera soberanía sirve a la gente, sirve a la vida y respeta la soberanía de todas las personas. La “coronación” marca la aparición del inconsciente en la conciencia, la cristalización del caos en el orden, la trascendencia de la compulsión en la elección. Nos convertimos en los gobernantes de lo que nos había gobernado. El Nuevo Orden Mundial que temen los teóricos de la conspiración es una sombra de la gloriosa posibilidad disponible para los seres soberanos. Ya no somos los vasallos del miedo, podemos poner orden en el reino y construir una sociedad intencional sobre el amor que ya brilla a través de las grietas del mundo de la separación.
(1) El estudio más completo de esta y otras configuraciones cósmico-arquetípicas se encuentra en Cosmos y Psique (Ed. Atalanta. 2006) de Richard Tarnas. Muchos de los atributos arquetípicos de los distintos planetas y sus combinaciones que presento están tomados de este libro.
(2) Cosmos y Psique (p.328)
(3) Ibid (p. 402)
(4) Como han expresado en esos términos Joanna Macy, Thomas Berry, Fritjof Capra, o Edgar Morin, entre muchas otras voces.